Walkscapes
El acto primigenio del hombre
para Carieri es el andar. Desde sus comienzos el hombre ha recorrido la tierra.
Primero de una manera nómada y después para cruzar las ciudades que va formando a su paso.
Con el transcurso del tiempo el
andar genera caminos que unen diferentes lugares y se vuelve una forma de arte
autónomo, un acto simbólico de transformar el entorno y volverlo habitable. La
mirada de aquél que anda condiciona la manera de experimentar el mundo y
percibirlo, guía al hombre para recorrer una parte oculta o incosciente de la
ciudad que habita.
En el land walk el andar supone
una forma de intervención artística en la naturaleza, parte de un articulo publicado
por Tony Smith en 1966 en la revista Artforum,
sobre el relato de su viaje por una autopista en construcción, que origina toda
la polémica entre críticos de arte y minimalistas. Dice Carieri “el land art
revisita a través del andar los orígenes arcaicos del paisajismo y de las
relaciones entre arte y arquitectura, haciendo que la escultura se reapropie de
los espacios y los medios de la arquitectura”. Otro momento importante es en
1967 cuando Richard Long realiza A line made by walking y Robert
Smithson termina A tour of the monuments of passic, el primer viaje a través de
los espacios vacios de la periferia contenporánea.
En vez de ser un medio para
llegar de un lugar a otro, estos artistas proponen que el recorrido sea el
lugar en sí mismo. Es el espacio de la transformación ya no de los espacios
sino del modo en que los miramos. Es el cuerpo puesto en movimiento para
transformar el espíritu.
Son las huellas del caminar una
escultura efímera.
El andar permite identificar lugares vacíos
marcados por la marginalidad, que generalmente pasan desapercibidos. Se
convierte en un instrumento capaz de modificar los espacios de las ciudades.
Carieri sostiene que el hecho
de andar se convirtió en una acción
simbólica que permitió que el hombre habitara el mundo y defiende que caminar
puede ser una forma de arte autónoma.
Además de ser una acción, el
andar es también un signo, una forma que puede superponerse simultáneamente a
las demás formas preexistentes en la realidad y en el plano.
La certeza de que la mirada
condiciona el andar igual que el andar condiciona el modo de percibir y
experimentar el mundo. Walkscapes, el andar como práctica estética, resulta un
sugerente recorrido desde fenómenos primitivos como el walkabout aborigen a los
paseos nocturnos por las catacumbas parisinas en los años 60. Un mapa trazado
desde los menhires como primer acto simbólico de dejar huella en el paisaje ,
de modificar un ámbito y así, de algún modo hacerlo habitable ; hasta el land
art, una suerte de escultura terrestre, realizada para ser recorrida a pie o
con una nueva mirada.Este escrito invita a la práctica de nuevos caminos
diferentes a los preestablecidos, mirando con la curiosidad del turista.